Abadía de Párraces es una finca para bodas abierta a todo tipo de eventos y celebraciones, pero, sobre todo a bodas. Nos encantan este tipo de momentos especiales y más si los contrayentes aportan su toque personal a la celebración ya que permite jugar no sólo con las decoraciones y la cocina sino también con los espacios donde se va a celebrar el enlace.
Como sabéis la Abadía dispone de varios espacios tanto interiores como exteriores donde poder distribuir mesas, cocktail, ceremonia, etc. Adaptándonos a tus gustos y necesidades para que el día más especial de tu vida no carezca de ningún detalle.
Este fue el caso de una de las bodas más especiales de este 2017. La peculiaridad de este enlace fue que la novia era española y el novio estadounidense. Este motivo marcó todos los detalles de la celebración, desde los espacios para el cocktail y el banquete, hasta el espacio de la celebración, pasando por los decorados, indicaciones y, por supuesto, menú.
Toda la decoración, con elementos clásicos como la cristalería o las sillas de materiales naturales, se basó en unir ambas nacionalidades. El banquete se celebró en el exterior, bajo sombrillas para tamizar la luz del sol y sobre césped, recordando a los eventos de la alta sociedad estadounidense de los años 40, que tantas veces hemos visto retratados en las películas de Hollywood.
Se pusieron sobre las mesas banderines de ambas nacionalidades para que los invitados pudieran agitarlas (emulando la fiesta del 4 de julio para los estadounidenses) bien según su procedencia, o bien de manera aleatoria con cada momento especial surgido en el banquete.
Además, la denominación de las mesas se hizo por ciudades y regiones tanto de Estados Unidos como españolas. Sidney, San Diego, Mallorca, Segovia, todos lugares especiales para los novios, que fueron “retratados” con una bella acuarela que adornaba cada mesa. Sin duda, un toque muy especial para acompañar a los hermosos centros de mesas con flores silvestres y frutas.
Mención especial para la señal indicadora de los distintos puntos donde se desarrollaba la boda, en inglés y español, para que ningún invitado se pierda nada.
Por supuesto, el menú, servido por Quilicuá Catering, tuvo guiños hacia diferentes gastronomías. Todo dispuesto de manera especial, y con toques de ambas culturas, para que todos los invitados se sintieran cómodos y, a la vez, pudieran descubrir peculiaridades de la otra nacionalidad.
En definitiva, un enlace que une valores, culturas y tradiciones, con un toque diferente sobre el resto de bodas celebradas en nuestra finca para bodas cerca de Madrid.